Puede que en algún momento llegado los 2 o 3 años de edad, el niño se despierte exaltado a mitad de la noche dando un grito y diciendo que tiene miedo. Esto ocurre cuando cambian de un ciclo de sueño al otro, y es porque se siente solo, no está en nuestra presencia, y se encuentra en silencio en medio de la oscuridad. Tendrá miedo a la oscuridad, a lo desconocido y al aislamiento formando parte de la vida cotidiana y comportamientos completamente normales. Una de las condiciones que más favorecen el buen dormir de un niño y también de sus padres es la sensación de seguridad.
Por esa razón cual un niño despierta asustado no vuelve a dormirse si no tiene la compañía de una persona que cuide de él que le brinde esa sensación de seguridad que él necesita para poder conseguir el sueño.
Consejos de que hacer para que el niño supere el miedo a la oscuridad.
En un principio casi todos los padres accedemos a esta necesidad y nos cruzamos a su cama o lo llevamos a la nuestra para que retome un sueño tranquilo. Pero no está del todo bien, dado que limita la autonomía del niño.
Para evitar esta situación lo primero que debemos asegurarnos es que no está viviendo ninguna situación traumática que pueda llevarlo a tener miedos por las noches, para evitar que el miedo sea una excusa que ellos suelen utilizar para mantenernos todo el tiempo a su lado. Es importante que le enseñemos a estar solo mediante juegos, como la escondida, que transcurra tiempo por el pasillo que tiene poca luz, para que no se asuste en la oscuridad, y permanezca de a ratos jugando solo.
De esta forma poco a poco se irá habituando a estar solo también por las noches, y mientras tanto cuando se despierte exaltado concurra a su cuarto para calmarlo, ofrézcale un juguete y una vez que el niño esté tranquilo vuelva a su habitación. No debe esperar a que el niño se duerma porque cuando intente separarse nuevamente de él se despertará otra vez envuelto en llanto.
Aunque no lo parezca siempre necesita sentirse seguros a pesar de ser un niño pequeño, por lo que si contamos con una luz en el pasillo, nuestro hijo puede encontrar allí su seguridad y no habría porque retirársela, pero siempre y más allá de todo debemos tener presente la ley básica del sueño, todo aquello que ayude al niño a dormirse, debe permanecer junto a él y no ser interrumpido durante su sueño. Con esto lo que queremos decir es que si se opta por dejar un velador encendido, o la luz tenue del pasillo no debemos apagarla una vez que el niño haya conciliado su sueño.
Lo que recomendamos es dejar la luz encendida toda la noche y de existir la posibilidad a medida que pase el tiempo, ir oscureciendo la habitación progresivamente, hasta poder extinguirla completamente, y el niño se sienta seguro.
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