Con la llegada de un hijo al mundo existen innumerables cambios, en la pareja, en la vida cotidiana y en el entorno de la madre. Muchas veces sentimos que no nos alcanza el tiempo, ni aún si quiera para tomar una ducha. Y es que en realidad no hay descanso.
Las madres comenzamos a sentir a los días de nacido nuestro bebé, que tal vez no seamos buenas madres, porque el niño en algún momento llora y no podemos reconocer porque lo hace, o no le alcanzamos un biberón o le cambiamos el pañal inmediatamente. Estas emociones son totalmente normales, y suele ser natural que nos quedemos dormidas, mientras amamantamos, sobre todo porque dar el pecho, requiere que estemos siempre dispuestas y es a libre demanda del niño.
Las madres que acaban de dar a luz su primer bebé, son las que mas culpa sienten cuando no pueden con todo. Temen a no ser una madre sobresaliente, y como hemos dicho en otra oportunidad, no nacemos con el manual de ser buenos padres. Así que lo mejor es armarse de paciencia, tomarse las cosas con calma para evitar caer en una depresión postparto que tal vez se extienda más de lo debido por estos sentimientos, que más allá de todo nos ocurren a la mayoría.
Lo más importante como padres es que tengamos presente educar en el amor, y de a poco ir acostumbrándonos a esta nueva experiencia tan bella que nos regala la vida. Buscar ayuda de ser necesario, y poco a poco retornar a nuestras actividades normales, nadie nos garantiza que enviar más adelante a nuestros hijos a la mejor de las instituciones, nos haga ser mejores padres, solo educando con amor desde los primeros días conseguiremos que nuestros hijos crezcan sanos y saludables.
Foto: Gracias a banspy