Cada niño tiene sus propias necesidades de sueño, al igual que las personas adultas, algunos les alcanza con dormir 6 horas y otros necesitan descansar 8 horas, por lo tanto es normal que algunos duerman más que otros.
No se puede pretender que el niño duerma en aquellos momentos que nosotros queremos, hay que detectar cual es su propio ritmo vital, y en que horas del día y de la noche se encuentra con más sueño para poder ajustar su reloj biológico. Hay que tener presente que cuando un niño posee una rutina de sueño y se duerme todos los días a la misma hora y se levanta al otro día igual, su reloj biológico funciona a la perfección.
Al momento de determinar si necesita descansar un poco más hay que prestar atención a si se levanta contento, irritable, enojado justamente porque no duerme y descansa correctamente.
Más allá de intentar hacerlo dormir unas horas antes es muy importante respetar y mejorar sus rutinas, sobre todo en relación a los horarios de la comida, dándole el desayuno a las 8:30hs, y si notamos que posee sueño permitirle hacer una siesta alrededor de las 10hs, luego proporcionarle el almuerzo a las 12:30 hs, y recordando que la última siesta no debe hacerla luego de las 17 hs. La cena se le debe dar a las 21 hs, y luego permitirle jugar o realizar rituales y rutinas que le indiquen que es hora de irse a descansar.
Es muy importante que el niño permanezca en su cuna al menos unos 30 minutos antes de la hora de dormirse, de esa forma aprenderá a conciliar solo el sueño, y se acostumbre a estar de a ratitos cortos solo, facilitándonos ésta operación justamente cuando sea más grande.