Si bien es cierto la etapa del embarazo es una de las más hermosas para una mujer por los cambios en su cuerpo experimentados por el crecimiento del nuevo ser en el vientre, también es una de las más peligrosas, pues las mujeres están expuestas a muchos peligros que si no son llevados con la importancia debida podrían ser nocivos para el buen desarrollo durante los nueve meses de gestación y nacimiento del bebé.
Uno de los peligros al que se enfrentan las futuras madres son las infecciones parasitarias, entre ellas la más común es la toxoplasmosis o también llamado Toxoplasma gondii, que es parásito que vive en los excrementos del gato y que las mujeres embarazadas lo pueden adquirir al entrar en contacto con las evacuaciones de estos animales tan comunes en los hogares.
Rodearse de estos animales al parecer inofensivos y de apariencia sana, puede traer graves consecuencias en la salud del bebé que crece en el vientre afectándolo gravemente, pues esta infección va disminuyendo las defensas de la madre exponiéndola a cualquier afección; la forma más común de contraer este parásito es limpiando los excrementos del gato o al entrar en contacto con tierra contaminada de esta pues estos bichos infecciosos pueden vivir en el suelo por más de una año resistiendo incluso a desinfectantes. El Toxoplasma vive en los intestinos de los felinos que se contagian al comer un roedor o un ave que tenga el terrible mal.
Por ello es importante que durante el periodo de gestación se realicen análisis de sangre para saber si tienen este parásito y se pueda tratar con tiempo sin afectar la vida del bebé y si el resultado sale negativo es necesario que tengan todas las precauciones del caso al entrar en contacto con la naturaleza. Otra forma de contraer este parásito es por comer carne cruda, leche sin pasteurizar de vaca o de cabra, embutidos, alimentos ahumados, entre otros.
Los síntomas de tener este parásito en el cuerpo son: dolores musculares, fiebre, fatiga y glándulas hinchadas, todos los indicios son parecidos a la gripe.