La exposición prenatal a pesticidas utilizados en la agricultura afecta la inteligencia de los niños, según resultados de una serie de estudios realizados en Nueva York y en áreas rurales de California.
Los informes revelaron que los hijos de mujeres expuestas a insecticidas organofosforados, como el clorpirifós o el diazidón, durante el embarazo obtenían peores resultados en pruebas de conocimiento en comparación con otros niños.
La contaminación con este tipo de productos puede ocurrir, no sólo a través de la exposición, sino que también suele darse por medio del consumo de verduras o frutas, las cuales pueden contener toxinas si no son lavadas de manera correcta.
La investigación se basó en el relevamiento de 329 niños, entre seis y nueve años de edad, con los cuales se pudo comprobar que cuanta más trazas de esas sustancias se encontraron en la orina de las madres, los menores obtuvieron resultados más bajos en pruebas de conocimiento. Siendo más notorio sus efectos negativos sobre la cognición, a partir de los siete años.
Los científicos observaron además un posible aumento en el riesgo de trastornos de atención en niños, un efecto que no fue significativo hasta los tres años.
Bernard Weiss, profesor de medicina ambiental en el Centro Médico dela Universidadde Rochester, dijo que no le sorprendió el retraso en la manifestación de los efectos, ya que los problemas reales de comportamiento no se manifiestan hasta que el cerebro está lo suficientemente maduro como para albergar este tipo de comportamiento complejo.
Aunque sólo hubo una pequeña relación entre los problemas de atención y la exposición a una edad temprana, esta relación fue significativamente mayor a los 5 años, especialmente entre los varones.
Una manera de evitar estos efectos nocivos consiste en lavar los productos minuciosamente antes de comer y tratar de invertir en productos orgánicos, que garanticen un origen libre de estos tóxicos nocivos para la salud.
