Desde el nacimiento los bebés muestran signos de lo que serán en cuanto a su carácter y temperamento. Por lo general, un pequeño tranquilo será así cuando crezca, y uno inquieto y terco tendrá más posibilidades de ser una persona activa y decidida. Debemos brindarles a nuestros hijos lugares y espacios donde puedan desarrollar sus características a medida que las vayan demostrando.
Manera de ser del bebé
Un bebé cuando nace siente que él es parte de su madre, no es consciente de una condición de individuo separado, va conociendo el mundo a través de su cuerpo, por eso es crucial la forma como lo cuidan y atienden. El baño, el cambio de pañal y la hora de vestirlo deben ser momentos agradables, en los que sus cuidadores se vinculan amorosamente con él. Así aprende que él es valioso.
Con el tiempo, poco a poco descubre que es una persona separada de su mamá, (o cualquier persona que lo cuide diariamente), con las separaciones a la noche, cuando lo pasan a dormir solo; cuando juega frente de un espejo, cuando comienza a mover su cuerpo, se toca y se muerde. Puede hacer las cosas por sí solo, además de permitirle desarrollar su independencia, lo va definiendo como individuo.
La mayoría de los avances madurativos representan para él una forma de descubrirse como un ser único. Gatear, caminar, hablar, conocer a otras personas, ir a la guardería más adelante, y luego asistir a la escuela sin sus padres, son cambios a través de los que se descubre como un ser diferente de sus progenitores, y adquiere una forma de ser propia y va formando la personalidad que llevará durante el resto de su vida, para relacionarse con el resto del mundo.