Es muy natural que cuando comience la etapa escolar nuestros hijos, se hagan de algún amigo, o de muchos, pero siempre unos sobresaldrá por el resto ya que a esa edad se manejan mejor cuando hacen las cosas en pareja, porque les resulta muy difícil relacionarse con muchas personas a la vez.
Por eso eligen aquel con quienes se sienten representados para que se «su mejor amigo», dado que les proporciona cierta seguridad, y es con quien confían plenamente, a quién le cuentan todos sus secretos, y al cual siempre le brindarán su afecto y cariño.
A ellos les resulta muy tranquilizador, tener un cómplice o compinche, sobre todo si tienen hermanos más grandes, descubriendo que a su alrededor hay otra persona igual que él y con sus mismas características y condiciones. El mejor amigo, es quién le ayudará a superar esas primeras decepciones, aquellas metas que no alcance, y seguramente el que mejor lo aliente a volver a empezar.
Entre hermanos siempre habrá celos y competencias por lo que el niño los considera como rivales, mientras que a su amiguito o amiguita, no, y hace que cualquier tipo de competencia se torne más agradable. De todos modos siempre hay que controlar, que éste tipo de relaciones sean suficientemente equilibradas, que no se torne uno de los integrantes dominantes, porque si influye demasiado en nuestro pequeño, es el momento en que las personas adultas debemos interferir, dado que cualquier situación que nos parezca negativa, puede afectar emocionalmente al niño.