No basta con hermosas plantas y flores para que el jardín sea ese espacio de belleza y relajación que buscamos en casa. Es necesario estar atentos a las malas hierbas, también llamadas malezas que crecen sin que nos demos cuenta y que representan un riesgo para la salud de las demás plantas.
Las hierbas no deseadas no sólo afectan a flores y plantas sino que también suelen deteriorar la calidad de la tierra, de manera que después es más difícil sembrar. Es por eso que es muy importante detectar la maleza a tiempo.
Es importante conocer el crecimiento y la vida de las malas hierbas para poder así desarrollar una buena técnica de control, saber bajo que condiciones se ve favorecido su desarrollo y poder impedir su germinación y establecimiento.
Cómo eliminar las malas hierbas
Para eliminarlas tienes tres métodos:
– Escarda manual: usando las manos o la azada.
– Escarda mecánica: usando una desbrozadora de hilo.
– Escarda química: usando herbicidas.
Si no hemos puesto atención a las hierbas, lo más probable es que nuestro jardín ya las tenga. Lo recomendable es arrancarla con las manos (usa unos guantes para que no te lastimes) y, en caso de dificultad, usa un rastrillo o pala.
Una vez libre de malas hierbas, puedes cubrir la superficie con una capa uniforme de grava. La grava permitirá que la humedad del riego se escurra y evitará el crecimiento de malas hierbas.
Los frutos de las malas hierbas aceleran la propagación, por lo que sería bueno usar también un herbicida de contacto.
Consejos para controlar el crecimiento de las malezas
Control cultural:
Este control debe ser siempre inicial, apelando al uso de agroquímicos como última solución y teniendo en cuenta que la aparición de malezas coincide con el período de transición que atraviesa el jardín entre dos estaciones de crecimiento.
Corte:
El corte es uno de los puntos más importantes para este control. Pocas especies se adaptan a las continuas defoliaciones producidas por el corte. Lo que se debe evitar es un corte demasiado bajo, ya que el suelo del jardín se vuelve menos competitivo.
Fertilización:
La fertilización, se debe tener en cuenta de fertilizar con lo indicado, en el momento indicado, a favor del suelo del jardín y en contra de las malezas. Por ejemplo, en el momento de la implantación se colocan fertilizantes ricos en fósforo ( de arranque) ya que estos benefician el desarrollo de las raíces pero cuando las especies están maduras y tienen un buen desarrollo de su sistema radical incorporar este nutriente ayudaría a las malezas que crecen de semillas.
Riego:
El riego apropiado y su frecuencia, también son un medio de control. La frecuencia debe reducirse cuando las especies hayan desarrollado un profundo sistema radical.
Si estás construyendo un jardín, limpia el terreno antes de sembrar. Riégalo con abundante agua para que las hierbas crezcan rápido. Posteriormente, suspende el riego un par de días antes de quitar la maleza, para que la labor sea más sencilla. Riega el césped todos los días y recórtalo por lo menos una vez cada quince días, sin que quede demasiado al ras.
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