Algunas de las sartenes favoritas aún por muchas personas para cocinar es el hierro forjado, pero para lograr que este elemento sea todo un éxito en la cocina se debe preparar y limpiar adecuadamente. Las sartenes tradicionales de hierro forjado no vienen con una superficie antiadherente. Eso se obtiene con el preparado o la cubierta al poner aceite de cocina en ella y cocinarlos a 177 grados centígrados durante una hora.
Esto no quitará aún ese brillo negro que tiene, pero una vez retires el aceite y limpies la sartén con toallas de papel de cocina, estará lista para usar. Puedes reforzar esa capa antiadherente cada vez que calientes aceite en este implemento de cocina y puedes acelerar y mejorar esa capa haciendo ese proceso lo más seguido que quieras. O si no quieres hacer todo el proceso sólo tienes que comprar una que ya venga con antiadherente.
Estas sartenes no son ideales para aquellas personas que dejan los elementos en la cocina en agua con jabón para después lavarlos. Para tener mejores resultados, debes ponerle agua caliente a la sartén inmediatamente después de cocinar. Si necesitas quitar algunos pedazos de comida quemada, puedes fregarla con un abrasivo moderado como sal gruesa y un cepillo que no sea de metal para preservar la superficie antiadherente.
Incluso puedes utilizar algunas gotas de un jabón de lavar platos de vez en cuando, porque lo ideal es sólo lavarla con agua caliente. Si la sartén se siente pegajosa en esa capa o empieza a tener óxido, friégala con una esponja de lana para acero y vuelve a hacer el proceso de cubrimiento. Para evitar el óxido te recomiendo secar la sartén con cuidado y echarle una ligera capa de aceite de cocinar en la superficie que toca los alimentos. También la puedes cubrir con una toalla de papel para protegerla del polvo.
Foto: PetLvr.