Aunque en muchos hogares aún no es la costumbre, existen muchos otros en los que limpiar las paredes se ha convertido en uno más de los pasos para dejar los espacios limpios y libres de manchas y polvo. Y es que las paredes son de lo que más se ve de nuestras habitaciones, así que es un poco contradictorio que muchas veces olvidemos que también necesitan limpieza.
Durante las temporadas de lluvias y de clima húmedo, muchas paredes empiezan a desarrollar unas manchas pequeñas que son como puntos y que son más comunes de lo que pensamos. Para librarte de esas manchas lo que debes hacer es ponerle un poco de lejía a una taza de agua y limpias las paredes con esa mezcla suavemente y con ayuda de una esponja. Este truco también funciona si las paredes no son lisas, sino que tienen un poco de protuberancias.
La pintura emulsionada en superficies planas y que sea mate, usualmente no permite que la limpies con agua sola y una esponja, porque le pueden salir más manchas y la pintura puede empezar a desteñirse, dejando nuestras paredes luciendo mucho peor que con alguna mancha. Así que en estos casos es mejor que vayas a una tienda especializada en pintura para que te indiquen cual es el mejor líquido para limpiar esta clase de pinturas.
Por otra parte, la mayoría de las pinturas de acabado brillante o semi brillante y papeles tapiz pueden ser limpiadas sin problemas con un paño húmedo simplemente de agua, eso te ayuda a quitar el polvo y a quitar un poco las manchas. Sin embargo, si tu papel tapiz es más antiguo, es mejor que preguntes primero a un experto antes de limpiarla, porque podrías terminar con pedazos sueltos y patrones borrados de las paredes.
Foto: Lauren Powell-Smothers.