El efecto rebote es simplemente recobrar los kilos perdidos en la dieta. A veces hasta se engordan más kilos de los que se adelgazaron.
La clave está en la dieta de mantener el peso, si esto no se cumple, los kilos perdidos volverán a aparecer causando una frustración para la persona. Fundamentalmente se deben cambiar los hábitos alimenticios, desde saber comer hasta realizar las combinaciones alimentarias adecuadas.
La dieta debe ser personalizada, no sacada de periódicos ni revistas o aconsejada por personas no profesionales en nutrición. No todos los organismos se comportan de igual manera, por lo que esas clases de dietas no funcionan en todas las personas.
La mejor dieta de pérdida de peso no es aquella en la que se bajan más kilos, sino la que enseña para que el peso perdido no se vuelva a recuperar.
Algunas de las situaciones en donde puede aparecer el efecto rebote son:
- Un sobrepeso que se mantiene durante años.
- Un aumento de peso lento pero constante.
- Un aumento de peso rápido y prolongado.
- Un aumento de peso repentino con fácil descenso de peso.
Para evitar el efecto rebote se debe tener en cuenta que por la ansiedad de perder masa grasa a veces lo que se pierde es masa muscular. En este caso se debe complementar la dieta con ejercicios físicos.
Cuando se abandona una dieta estricta carente de nutrientes, el organismo se desespera por obtener esos nutrientes los cuales están presentes también en los alimentos. Dichos alimentos proveen nutrientes energéticos (hidratos de carbono, proteínas y grasas). De esta manera se produce un efecto rebote aún mayor.
Por todo lo dicho anteriormente, es elemental después de realizar una dieta de adelgazamiento hacer una dieta de mantenimiento. Esto significa que hay que alimentarse sanamente por lo menos 5 días a la semana (dependiendo de la genética de cada persona) y hacer 1 hora de ejercicio físico por día. De esta manera se asegura una calidad de vida mejor.
Foto: Gracias a jankopetkovic