Se sabe que la nicotina es el componente más adictivo del tabaco. En los fumadores dicha sustancia actúa disminuyendo el apetito, los movimientos musculares a lo largo de todo el sistema digestivo, reduce la función de la vesícula biliar y otras secreciones digestivas, haciendo que no aprovechemos correctamente todos los nutrientes que ingerimos mediante los alimentos.
Sin embargo una vez que se ha tomado la decisión de dejar de fumar, el organismo experimenta cambios favorables, como los siguientes:
- Mejora la oxigenación y la circulación de la sangre.
- Se normalizan los niveles de presión arterial.
- Se reduce significativamente el riesgo que implica el tabaco frente a enfermedades bucales, de corazón y ciertos cánceres como el de pulmón y el de garganta.
- Desaparece la pesada tos de las mañanas.
- Mejora notoriamente el sentido del gusto y del olfato, haciendo que se disfrute más lo que se come.
- Los dientes dejan de estar coloreados y el aliento es más fresco.
- Se mejora la piel, haciendo que el perfume persista más y no oler todo nuestro cuerpo y ropas a tabaco.
- Mejora en general todo el aspecto físico, la tersura de la piel y el cabello se pone brilloso.
- Recuperamos vitalidad y se puede tolerar mucho mejor el esfuerzo físico.
Beneficios que comienzan casi inmediatamente
A los 20 minutos de dejarlo: la presión arterial y el ritmo del pulso bajan a la normalidad y la temperatura corporal de las manos y pies se incrementan al nivel normal.
A las 8 horas de dejarlo: los niveles de monóxido de carbono en la sangre bajan y el nivel de oxígeno en la sangre se incrementa a niveles normales.
A las 24 horas de dejarlo: el riesgo de un ataque cardíaco súbito disminuye.
A las 48 horas de dejarlo: las terminaciones nerviosas comienzan a regenerarse y los sentidos del olfato y el gusto se comienzan a normalizar.
De 2 semanas a 3 meses de dejarlo: mejora la circulación y se hace más fácil caminar. Los pulmones trabajan mejor y las heridas sanan más rápidamente.
De 1 a 9 meses de dejarlo: usted tiene más energía. Los síntomas relacionados con el tabaquismo tales como tos, congestión nasal, fatiga, y dificultad respiratoria mejoran. Usted tendrá menos enfermedades, resfriados y ataques de asma. Gradualmente ya no volverá a tener dificultad para respirar con las actividades diarias.
Al año de dejarlo: el riesgo de cardiopatía coronaria es la mitad que el de alguien que aún consume tabaco.
A los 5 años de dejarlo: la tasa de muerte por cáncer de pulmón disminuye casi en un 50% comparada con la de fumadores de 1 paquete al día; el riesgo de cáncer de la boca es la mitad que el de un consumidor de tabaco.
A los 10 años de dejarlo: los riesgos de cáncer disminuyen. El riesgo de accidente cerebrovascular y cáncer pulmonar ahora son similares a los de alguien que nunca ha fumado.
Como cualquier adicción, dejar el tabaco es difícil, sobre todo si usted lo hace solo. Hay muchas maneras para dejar de fumar y muchos recursos que le pueden servir. Hable con su médico acerca de la terapia de reemplazo de nicotina y los medicamentos para dejar de fumar.
Foto: jonF119
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