Cuando el bebé comienza a crecer y empieza a ensayar sus primeros pasos, los padres deben tener en cuenta una serie de recomendaciones sobre la elección de los zapatos que los acompañarán durante esta etapa.
Hasta los seis meses de vida, los niños sólo usan zapatos como complemento de su indumentaria, por lo que en general suelen ser leves, delicados, cómodos, aireados y hechos de materiales como la tela, el punto, lana, piel o lona. La suela de los mismos deben ser lo más finas posibles para que no molesten ni rocen la planta del pie del bebé.
Cuando empiezan a caminar, el zapato debe cumplir la función de abrigo, protección, además de moldear y dar equilibrio a los pies de los pequeños. En esta ocasión, es preferible invertir en productos cómodos, de buena calidad y diseño, y que ofrezcan aireación.
Para cada edad del bebé y el niño existe un modelo adecuado. Los zapatos de aprendizaje que pueden comenzar a usar a partir de los 7 u 8 meses, de acuerdo al desarrollo, son los que le permiten descubrir y explorar todo el espacio. Ya pueden quedarse de pie, dar sus primeros pasos apoyados en caminadores y manifiestan sus ganas de desplazarse por todo el espacio que lo rodea.
Si bien todavía deben ser leves, hipoalergénicos, confeccionados con telas suaves, a diferencia de los de recién nacido deben poseer una planta más formada y con base antideslizante, para dar seguridad, adherencia y agarre.
Cuando ya salieron al mundo caminando, los niños necesitarán un zapato con buena aireación, plantas gruesas y antideslizantes, y de peso moderado. Se recomiendan materiales naturales de confección, como el cuero, forro y capellada, además de un buen contrafuerte para dar estabilidad y firmeza.