Si tus pantalones se sienten más apretados de lo normal, puedes estar empezando a sospechar que has ganado un par de kilos. Pero la pregunta es: ¿cuándo debes empezar a preocuparte por si ese aumento de kilos se está convirtiendo en problema serio? Tal vez podrías estar en las estadísticas como una persona con sobrepeso y con un incremento en el riesgo de desarrollar condiciones como la diabetes y los problemas cardiacos. Aunque no hay una forma perfecta de medirnos, aquí te traigo algunos consejos.
– Pésate: Lo bueno de esta forma es que es fácil y está a la mano. Además algunos estudios han descubierto que las personas que hacen dieta que usualmente se pesaban, trabajaban más para quitarse esos kilos de encima. Así que comprar una balanza para tu baño no te va a dejar en la bancarrota y en tu gimnasio probablemente hay una.
Lo malo de esta forma de medición es que mucha gente no considera que se puede estar delgado y en mala forma o pesado y en excelente condición. Todo porque al pesarse no se tiene en cuenta la proporción de grasa en el cuerpo o en donde está, factores que apuntan a problemas de salud. Además, los expertos aseguran que las personas usualmente comenten el error de fijarse en el número de la balanza en vez de hacerlo que cambiar los hábitos para mejorarlo.
– Índice de masa corporal: Lo bueno es que ese IMC provee mucha más información que la balanza, especialmente en la medición de la grasa corporal. Todo porque el exceso de grasa es la definición de la obesidad, no el peso excesivo. Además el tener mucha grasa puede causar serios problemas de salud.
Lo malo de esta medición es que el IMC no puede distinguir entre los músculos y la grasa del cuerpo, por lo que tiene una tendencia a sobreestimar el nivel de grasa en el cuerpo de una persona que tiene mucho músculo y desestimar la cantidad de grasa en personas que han perdido una gran cantidad de la masa muscular, como en las personas mayores.
Foto: Thinking Tree.