Los accidentes caseros son algo que nos pasa muy a menudo y no es problema de no tener el suficiente cuidado, sino que son cosas de la vida. Es por eso que debemos estar preparados. Uno de los más comunes son las quemaduras, ya sea con agua, con alguna olla y hasta con alguna vela.
Las quemaduras de primer grado las reconoces porque producen enrojecimiento, las de segundo grado ampollas y las de tercer grado rompen la piel y la vuelven negra.
Lo que debes hacer inmediatamente después de que te quemes con cualquier cosa, es poner la zona que sufrió la lesión debajo de la llave de agua fría y dejar que corra sobre ella un rato, aunque también puedes introducirla en un poco de agua o ponerle toallas húmedas. Y después puedes poner una venda o alguna otra clase de protección que te quede un poco suelta si es de primer o segundo grado.
Algo que debes evitar completamente es poner hielo sobre quemaduras un poco más graves, todo porque el hielo puede causar aún más daño sobre la piel y hacer que la herida se empeore. Si tienes una quemadura con ampollas por ningún motivo te las vayas a reventar, ni tampoco apliques antibióticos u otra clase de cremas de consistencia pegajosa en las quemaduras, porque podrías causar una infección.
Debes estar pendiente de llamar a tu médico si las quemaduras son de tercer grado o fueron causadas por electricidad o por algún producto químico. También si la persona que resultó quemada está tosiendo mucho, tiene los ojos llenos de lágrimas o tiene problemas para respirar.
Si tienes una quemadura de segundo grado que es más grande de la palma de tu mano, igualmente debes ir a donde un especialista, porque un tratamiento prevendrá que te quede una cicatriz.
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