Una investigación desarrollada en Estados Unidos llegó a la conclusión de que los niños que vivieron con perros o gatos en su primer año de vida presentaron un menor riesgo de padecer alergias. Esto sería como consecuencia de la exposición temprana a alérgenos, los cuales fortalecerían el sistema inmunológico.
El estudio indicó además que este efecto positivo se produjo en niños, pero no en niñas, un hallazgo que dejó a los investigadores desconcertados. Al mismo tiempo se reveló que la exposición a las mascotas en cualquier momento después del primer año de vida no tenían ningún efecto significativo sobre el riesgo de alergia, subrayando la importancia de la variable del tiempo en cuestiones preventivas.
La investigadora principal, la doctora Ganesa Wegienka, detalló que el sistema inmunológico, si está ocupado con la exposición desde el principio, se aleja del perfil inmune alérgico.
Si bien, ya se han elaborado informes referentes a esta temática, este es el primer estudio que evalúa las consecuencias de convivir con mascotas siguiendo el perfil de salud del grupo de análisis hasta los 18 años.
Al llegar a esa edad, los investigadores tomaron muestras de sangre y los examinaron para detectar ciertas proteínas del sistema inmune (conocidas como anticuerpos) que combaten los alérgenos de gatos y perros. Los adolescentes que vivieron con un gato durante su primer año de vida tenían un riesgo 48% menor de alergia a los gatos que sus compañeros, y los adolescentes que vivieron con un perro tuvieron un riesgo 50% menor de alergia.
En el caso de excepción de las niñas, los especialistas no se animaron a establecer conclusiones firmes, pero sugirieron que quizás su sistema inmune no logre desarrollarse de la misma manera que los niños, tal vez porque interactúan de forma distinta con las mascotas.