La dislexia es el síndrome que se manifiesta como una dificultad para la distinción y memorización de letras o grupos de letras, falta de orden y ritmo en la colocación y mala estructuración de frases. Esta sintomatología hace sus primeras apariciones tanto en la lectura como en la escritura.
Esta enfermedad puede ser resultado de múltiples causas, que pueden incluir factores neurofisiológicos, por una maduración más lenta del sistema nervioso, o por conflictos psíquicos, provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve el niño.
El desarrollo de esta patología varía según cada individuo, en cuyos diferentes casos puede presentarse una mala lateralización. Este factor es el proceso mediante el cual el niño va desarrollando la preferencia o dominancia de un lado de su cuerpo sobre el otro. En general, la lateralidad no está establecida antes de los 5 ó 6 años, aunque en algunos casos puede presentarse con anterioridad.
Aquellos pequeños que ven alterado este proceso por alguna razón, suelen presentar trastornos de organización en la visión del espacio y del lenguaje.
Es frecuente que los niños que sufren dislexia tengan algún tipo de alteración de la psicomotricidad, es decir una torpeza general de movimientos, que pueden contemplar falta de equilibrio y un conocimiento deficiente del esquema corporal.
Los pequeños que sufren esta enfermedad suelen padecer falta de atención, como consecuencia del esfuerzo intelectual que tienen que realizar para superar sus dificultades perceptivas específicas.
Generalmente la dislexia es diagnosticada de una forma más concreta cuando los niños comienzan su vida en el ámbito escolar, donde las capacidades de lectura y escritura se ven afectadas y rápidamente son detectados los primeros problemas por los maestros.
