Se denomina embarazo extrauterino o ectópico, cuando el óvulo fecundado se implanta por fuera del útero. Generalmente, el óvulo fecundado desciende por la trompa de Falopio en dirección hacia el útero. Si la trompa se encuentra dañada u obstruida y no permite que el óvulo se dirija hacia el útero, éste puede implantarse en la trompa y continuar desarrollándose allí.
Esta patología, que puede presentarse en uno de cada 50 embarazos, no permite que el embarazo sea transplantado al útero, por lo que deriva únicamente en la interrupción del mismo.
No existe una forma concreta de prevenir un embarazo ectópico, y aunque cualquier mujer puede padecerlo existen ciertos indicadores (como experiencias anteriores, operaciones en las trompas de Falopio, la utilización de un dispositivo intrauterino al quedar embarazada, tratamientos por infertilidad, etc) que pueden aumentar el riesgo.
Este tipo de embarazo debe ser diagnosticado y tratado de manera temprana, sino por el contrario el crecimiento del embrión provocaría la ruptura de la trompa de Falopio, pudiendo originar una hemorragia con daño permanente, e incluso llegar a provocar la muerte.
La rapidez con la que este embarazo extrauterino es tratado influye de manera certera en las posibilidades de volver a quedar embarazada y llegar a término. Durante el tratamiento se puede perder una de las trompas, pero sin embargo todavía se puede lograr un embarazo normal mientras la otra permanezca en buenas condiciones. En general, la probabilidad de repetir esta experiencia varía aproximadamente entre un 10 y un 15 por ciento, y dependerá de cuál haya sido la causa del primero y de qué tipo de tratamiento se haya recibido.
En cualquier circunstancia se recomienda que las pacientes que hayan sufrido la interrupción de un embarazo de estas características, consulten con su ginecólogo si desean tener hijos, para garantizar un control y seguimiento médico desde el principio y así descartar problemas en la gestación o en el desarrollo mismo del embarazo.
