La lactancia materna es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños. La Organización Mundial de la Salud y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia recomiendan como imprescindible la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido.
Amamantar suele ser todo un desafío para las mamás, especialmente si son primerizas. En esos momentos surgen dudas acerca de si va a poder hacerlo correctamente y si su leche alimentará al bebé.
Para preparase para ese momento tan especial te brindamos algunos consejos que te ayudaran a disfrutar de este acto de amor:
- En los últimos años los especialistas coinciden en la necesidad de ofrecerle el pecho a los bebés durante la primera hora tras el parto. Este periodo es muy importante porque el pequeño permanecer en un estado de alerta tranquila que facilita el contacto inicial con la lactancia.
- La mejor manera para garantizar que el pecho produzca suficiente leche es la frecuencia de las tomas. Durante las primeras semanas, el pequeño debería realizar unas 8 o 10 tomas diarias.
- El bebé debe succionar de manera correcta, especialmente para evitar complicaciones como la aparición de grietas o la retención de leche en la mama, que inevitablemente afectaran la producción de leche. Para controlar que tu hijo lo este realizando bien, es imprescindible que, tanto él como tú, se encuentren bien posicionados, debe tomar el pezón y parte de la areola, su labio inferior estar vuelto hacia fuera, y no se debe escuchar chasquidos durante la toma.
- Lo mejor antes de cambiarlo de pecho, es asegurarse de que haya agotado el primero. De esta manera también garantizas que consuma la parte más nutritiva de la leche, es decir la más rica en grasas y vitaminas.
La lactancia materna es una experiencia que madre e hijo irán aprendiendo juntos. Con el paso de los días sabrán los ritmos, las mejores posturas y se reconocerán mutuamente. Lo importante es tener confianza y respetar los tiempos del bebé.
