Muchas veces los miedos al momento de la búsqueda de un embarazo retardan la consulta con un especialista. Sin embargo es necesario tener en cuenta la importancia de un diagnóstico precoz que ayudará en la elección posterior de un tratamiento para la fertilidad adecuado.
Tradicionalmente se creía que la infertilidad era un problema femenino. En la actualidad el avance de la ciencia da cuenta de obstáculos que pueden presentarse en la misma proporción en el género masculino.
Las causas más frecuentes de los problemas para concebir en el caso de la mujer se relacionan con alteraciones en la ovulación, defectos de nacimiento en el útero, fibromas uterinos y obstrucción de las trompas de Falopio. Mientras que en los hombres generalmente se puede encontrar en una obstrucción en el aparato reproductor, espermatozoides defectuosos o espermatozoides inactivos.
Las dificultades para concebir también pueden relacionarse con la edad de los miembros de la pareja. Los especialistas coinciden, que a pesar de los avances en los tratamientos, las mujeres que utilizan sus propios óvulos tienen una mínima posibilidad de lograr un embarazo después de los 40 años; mientras que aquellas mujeres mayores de 40 años que logran un embarazo con sus propios óvulos enfrentan un mayor riesgo de aborto espontáneo.
De igual modo, cuando los hombres envejecen, disminuye la calidad, el volumen y la movilidad de sus espermatozoides, lo que provoca un descenso en la tasa de embarazos exitosos.
Sin embargo, existe un porcentaje de parejas que no logran un embarazo de manera natural y la ciencia desconoce el origen del problema. Luego de someterse a todos los estudios, los especialistas llegan a la conclusión de que en esos casos no existe una razón médica que pueda justificar la infertilidad, a la que denominan inexplicada.
En muchas de estas situaciones, es la presencia de factores externos los que inhiben la concepción, como el estrés y los hábitos personales.
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