Un cólico renal, también puede ocurrir durante el embarazo, esto sucede cuando una piedrecilla en el conducto que baja desde el riñón a la vejiga (uréter) se atasca, y provoca un dolor intermitente muy intenso, a veces con náuseas, vómitos y mucha intranquilidad.
Si este tipo de trastorno no es tratado inmediatamente por el médico obstetra, pueden desancadenarse contracciones en el útero y favorecer un parto prematuro, además de predisponer a infecciones como la del riñón. Lo que sugerimos desde nuestro punto de vista, es tomar la medicación recomendada por el profesional sin miedo, para calmar muchas veces el insoportable dolor, es conveniente, colocar agua caliente en el costado que duele, ya sea tomando un baño tibio, o una ducha dirigida hacia la zona afectada. Beber mucha agua ayuda a eliminar las piedras.
Debemos cuidarnos antes y durante el embarazo para prevenir cólicos renales, muchas mujeres aseguran que pueden resultar tan molestos o incluso más aún que los dolores de parto.
Foto: luzurbana