Algunas veces los niños son mordidos por animales, por lo que es importante que sepas que hacer en esos casos. Lo importante es que mires que tan grave fue la mordida. Si es una herida menor, que no es más que una raspadura superficial, debes lavar el área cuidadosamente con agua y jabón. También puedes aplicar un ungüento antibiótico dos veces al día para más seguridad y cubrir la herida con una banda adhesiva si se encuentra en un lugar que puede ensuciarse fácilmente, pero si está en otro lugar es mejor que no pongas nada.
Si la piel se rompió y está sangrando, la herida puede ser un poco más seria. Para eso debes poner una gasa o un paño limpio sobre la herida y presionar con tus dedos. Si esa presión no detiene el sangrado después de algunos minutos, tendrás que llevar a tu hijo al médico de emergencia, en especial porque las mordidas de animales en el rostro o el cuello de tu bebé son peligrosas porque pueden romper vasos sanguíneos importantes.
Si el sangrado se detiene, es mejor que de cualquier manera llames al pediatra o lleves a tu hijo donde él para que determine si necesita que le cojan puntos o le apliquen cualquier otro tratamiento médico. Las mordidas de animales dejan heridas que son más propensas a infectarse que otros tipos de cortes o lastimaduras, así el doctor podría prescribir algunos antibióticos.
Entre las mordidas animales más comunes se encuentran aquellas de los perros. Cada año, millones de personas en el mundo deben ir al médico para tratarse las mordidas de perros, entre los cuales la mitad son niños. Más niños que niñas reciben esta clase de mordidas y casi dos tercios de las heridas entre los niños menores de cuatro años son en las áreas del cuello y del rostro, así que es importante tomes precauciones para proteger a tu niño de las mordidas animales.
Foto: yngrich