Aliviar estrés de forma fácil
Aunque no lo creas no todo el estrés es malo para nosotras, existen ciertas clases de estrés que de hecho nos ayudan a deshacernos de ese mal estrés que a veces nos agobia. Así como con la comida, el sexo y los zapatos, es la calidad y no la cantidad la que juega un papel de gran importancia a la hora de saber si ese estrés nos ayuda o nos hace sentir peor.
El estrés beneficioso llega en forma de algo rápido, agudo y estimulante, como cuando vamos en un kayak y al dar la vuelta vemos como vamos directo a una serie emocionantes rápidos. Es una explosión de adrenalina que viene y se va muy rápidamente y que es buena porque nos da la energía y hace que estemos listas para la siguiente acción; y lo mejor es que la podemos conseguir fácilmente.
Ya sea siendo expulsadas de un cañón, en forma segura; saltando de un puente en Bungee Jump o en otros sitios de un parque de diversiones, podemos conseguir esa adrenalina que se crea como una explosión abrupta debido a un estrés repentino que envía un flujo de sangre llena de glóbulos rojos llenos de oxígeno por nuestro cuerpo, aumenta nuestro sistema inmune y le envía las señales a tu cerebro para que empiece a liberar endorfinas que nos quitan los dolores.
El estrés malo, por otra parte, es intenso y sigue y sigue. Ese tipo de trabajo pesado causa que nuestras glándulas suprarrenales liberen una corriente lenta y constante de otra hormona del estrés que es la cortisona. Y esta, a diferencia de la adrenalina que tiende a llegar a nuestro cuerpo rápidamente y disiparse igual, la cortisona se queda constantemente elevando nuestra presión sanguínea, suprimiendo nuestro sistema inmune y haciéndonos más susceptibles a las dolencias relacionadas con el estrés como los resfriados, el síndrome del colon irritable, las migrañas e incluso las enfermedades cardiacas.
Además el estrés bueno puede combatir el malo debido al efecto positivo de la adrenalina que también ayuda a la liberación de la dopamina y las endorfinas, que son dos neurotransmisores que nos hacen sentir muy bien. Así, la primera vez que intentas el paracaidismo, puedes sentir pánico todo el tiempo, pero al aterrizar a salvo la dopamina inunda los centros de placer del cerebro, dándonos un sentimiento de euforia. Y la segunda vez, igual sentirás el miedo, pero el cerebro anticipa los buenos sentimientos que tendrás después y el miedo se convierte en una emoción buena.
Foto: Thomas Claveirole