Las personas que han sufrido de enfermedades cardiacas tienden a tener algo en común y es que la mayoría han pasado décadas comiendo muchas grasas saturadas y no consumiendo suficientes frutas y vegetales. Muchas de esas personas después de que son diagnosticadas con alguna enfermedad del corazón empiezan a tomar un poco de conciencia sobre lo que deben comer y lo que no, porque lo que se pone en nuestro plato es muy importante.
Pero no es necesario cambiar radicalmente de un día para el otro lo que consumes, sin embargo si puedes cambiar algunos aspectos de la dieta para evitar futuros problemas en este órgano vital de nuestro cuerpo.
– Disminuye el consumo de carne: Si tienes que estar pendiente de un grupo alimenticio en particular para ayudar a tu corazón, ese tiene que ser el de las carnes rojas. Los expertos aseguran que esta clase de productos animales y las grasas saturadas que son las que afectan nuestro corazón van siempre juntas, así que lo mejor es consumirlas, pero en menor cantidad.
– Cambia las carnes rojas por otras proteínas: Las carnes rojas son especialmente altas en grasas saturadas. Para esto puedes tomar porciones o filetes más pequeños de estas carnes, o si te parece mejor sustituir con pollo o con pescado, que te ayudan más a proteger tu corazón.
– Contar los gramos de grasa: Te recomiendo mirar las etiquetas en toda la comida empacada. Cualquier cosa que tenga más de dos gramos de grasa saturada por porción le hará más daño que bien a tu corazón. También deberías evitar cualquier comida que tenga más de un gramo de grasas trans por cien calorías. Una gran cantidad de comidas empacadas, incluyendo muchos panes, galletas y patatas fritas, no pasan esa prueba.
– Come muchas comidas naturales: Las vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra que puedes encontrar en los productos frescos y en los fríjoles pueden ayudarte a reducir tu presión sanguínea mientras protegen a las arterias de los daños.
Foto: yaybiscuits123